Los tórridos meses estivales suponen una dura prueba para nuestras plantas. Los efectos de la potente incidencia de las altas temperaturas y los vientos abrasadores pueden ser demoledores. Son necesarios unos cuidados especiales para nuestras plantas en verano. Además, el riego deficiente o a horas inapropiadas y las salidas vacacionales que nos hacen dejar sin cuidados el jardín durante algunos días, pueden pasar factura al buen aspecto de nuestras queridas plantas.
Por todo ello, durante el verano, sobre todo cuando este está en su momento de mayor virulencia (las semanas centrales del estío y conocidas como canícula), es preciso que ofrezcamos a nuestras plantas un trato más cuidadoso. Se trata de unos cuidados sencillos y concretos a fin de evitar que se debiliten, enfermen o incluso acabemos perdiéndolas de manera irreparable.
Labores de riego y poda
Es frecuente que, al observar nuestras plantas después de regresar de algunos días de asueto fuera del hogar, encontremos la tierra cuarteada y seca en extremo. Además, las hojas amarilleando o arrugadas e incluso troncos pelados, nos indican que algunas partes pueden estar muertas, enfermas o dañadas. Es necesario entonces acometer algunas tareas de poda y sanear a conciencia cada una de las plantas. Con sumo cuidado y unas tijeras de poda adecuadas eliminaremos solo las partes afectadas.
Si detectamos síntomas de sequedad extrema, procederemos a un riguroso e intensivo riego siguiendo el protocolo horario habitual. Debemos prestar atención a no encharcar en exceso la tierra y dejar que se absorba adecuadamente el agua antes de volver a regar.
Algunos sistemas de riego automático pueden ocasionar el efecto contrario: el exceso de agua. Una solución a este particular podría ser añadir turba seca y no volver a regar hasta que detectemos que la planta lo necesita.
Cuidado de las raíces dañadas
Todos los excesos del calor pueden debilitar demasiado las plantas y su contacto con la tierra, las raíces. Si al regresar de vacaciones detectamos un debilitamiento excesivo en las plantas, quizás estas requieran que acometamos labores de trasplante.
Es de suma importancia tener en cuenta que antes de trasplantar debemos recuperar y fortalecer la planta. En caso contrario, si trasplantamos con las raíces debilitadas, la planta podría morir.
En el momento del trasplante es de vital importancia que la planta esté saneada y sus raíces húmedas. Una vez esté situada en su nueva ubicación se deben extremar los cuidados y mantener las raíces en el punto justo de humedad. Un exceso de riego podría tener un efecto negativo, sofocar las raíces y terminar por pudrirlas.
Principales enfermedades
Las plantas reaccionan con la fuerza de todo ser vivo ante cualquier debilidad o enfermedad y se agarran a la vida con una férrea voluntad. Sin embargo, en ocasiones contraen enfermedades provocadas por otros agentes vivos que se aprovechan de su debilidad y parasitan su estructura.
Si a pesar de realizar en la planta los cuidados mencionados esta sigue débil y con mal aspecto, quizás esté afectada por alguna enfermedad. Los principales agentes patógenos en las plantas son mohos, bacterias o virus. Los mohos son fácilmente detectables por el característico aspecto que muestran las hojas. Bacterias y virus requiere de una observación más minuciosa. Cualquier jardín requiere de cuidados especiales para nuestras plantas en verano. No lo olvides y consulta con profesionales para obtener los mejores productos y resultados.
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